
Por supuesto se trataba de una ecografía de cuello, es la primera que me hago después de la laringectomía total. Al entrar en la sala donde se encuentra el ecógrafo, estaban un enfermero y la doctora en radiología que sería quién me realizaría la exploración después. Pero me sorprendió mucho, la sorpresa –valga la redundancia- que se llevaron los dos cuando vieron que tenía un traqueostoma. Sí, me sorprende y a la vez me asusta, porque en caso de accidente, cada día estoy más convencido de que los sanitarios no sabrán cómo comportarse. La doctora y el enfermero entraron en la discusión de cómo me podían tapar el citado traqueostoma para evitar que el gel que hay que aplicar en la zona de la ecografía, no entrara directamente en la tráquea. Al final fui yo quién tuve que decirles que nada de taparlo, sino que lo que había que evitar, es aplicar directamente el gel en la zona, aplicarlo hacia un lado y por propia fricción con el terminal del ecógrafo llegaría sin perjudicar mi respiración.
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